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El Valle de Baztán es uno de los lugares emblemáticos de la geografía navarra que está situado al norte de la comunidad foral a unos 40 kilómetros de Pamplona. Desde hace un par de años la trilogía literaria de la escritora Dolores Redondo ha hecho que muchos de sus lectores descubran la magia que tienen los bosques y los lugares donde se desarrolla la fascinante acción de las novelas.

La protagonista de los tres libros es la policía foral Amaia Salazar que vuelve a su Elizondo natal para resolver una serie de crímenes en El guardián invisible, un impactante thriller que tiene su mejor baza en el contraste entre lo racional y científico,  lo legendario y mítico.

En la segunda novela Legado en los huesos reaparece un personaje de la mitología vasconavarra como es Tarttalo y una vuelta a la historia de los agotes, un pueblo marginado que vivió en aquella zona del Baztán, sobretodo en Arizkun.

Por último, en Ofrenda a la tormenta Amaia Salzar investiga al inguma, el ser que arrebata la vida durante el sueño y que tiene como protagonista al río Baztán que se convierte en Bidasoa en Oronoz-Mugaire.

La trilogía hace referencias constantes al bosque y paisajes donde se desarrolla esta interesante trama, todo ello hace que el Valle de Baztán haya tomado un gran protagonismo que ya se merecía pero que ahora se hace incuestionable.

El Valle de Baztán los conforman 15 pueblos que suman unos 8.000 habitantes y que históricamente ha sido una tierra fronteriza, con cientos de caminos y sendas que ha propiciado una relación especial con los valles de la Baja Navarra francesa, también ha sido paso de peregrinos en el discurrir del Camino de Santiago o una tierra de reencuentro de aquellos indianos que volvieron de América afortunados y que aportaron esa peculiar arquitectura que todavía se puede apreciar por toda la zona.

La capital del valle es Elizondo, que hace además de centro administrativo y comercial, pero cada uno de los pueblos que lo conforman  hace del Baztan un lugar especial:

Almandoz: el primero según vienes de Pamplona y con vestigios dolménicos.

Amaiur  o Maya: un monumento recuerda la heroica gesta en 1522 de los últimos defensores del “viejo reyno” de Navarra contra la anexión a la Corona castellana.

Aniz: el más pequeño pero más coqueto del valle.

Arizkun: con el barro Bozate, último reducto de los Agotes.

Arraioz: con los Palacios de Cabo de Armería de Jaureguia, Jauregizar y Zubiria.

Azpilikueta: se dice que la madre de San Francisco Javier era de aquí.

Berroeta: forma parte del llamado “camino real” y así lo atestiguan tres posadas

Elbete: en las fiestas de la Santa Cruz los jóvenes levantan un esbelto chopo,

Elizondo: el más urbano de todos pero de gran belleza con su imponente iglesia de Santiago.

Erratzu: a los pies del coll de Izpegi, muga con Francia, destaca su espectacular cascada de Xorroxin.

Gartzain: notable la presencia de casonas palaciegas y elementos históricos.

Irurita: en la “plaza del rebote” se localiza el más sólido reducto del juego de guante o laxoa, una de las más antiguas modalidades de la pelota vasca).

Lekaroz: con su histórico colegio de los capuchinos.

Oronoz-Mugaire: el Señorío de Bertiz, su centro de interpretación y su bonito jardín.

Ziga: impresionante edificio parroquial de San Lorenzo, conocido como la catedral de Baztan.

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